Tu cuerpo
escribe murmullos
tras las
sabanas ardientes de la mañana.
Tu rostro es
la amalgama
de un corazón
enamorado.
Tu manos
describen tu nobleza
tras la
suavidad de tu simpleza
Esos gestos,
esa entereza,
Que te hacen
una dama eterna.
Por ti mil
mares surcaría
sirena de
aguas errantes
quiero ser
tu navegante
al que
seduces con osadía
Dame de tu
manto de vida
y esos ojos
tranquilizantes
Que dicen de
tu sentimiento
de tu amor y
de mi aliento.
Amémonos, amémonos
como el mar
a la arena
Amémonos, amémonos
Hagamos de
nuestras vidas una marea
Que con
fuerza golpea las rocas
Que con
suavidad duerme en la ribera.